Un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern de Chicago, EE.UU., afirma haber capturado en imágenes los “fuegos artificiales” que se producen cuando un espermatozoide entra en el óvulo, es decir, el momento preciso en que empieza una nueva vida humana . Esta es la foto.
El aumento de la infertilidad en Occidente, y su enorme potencial biológico, han puesto al óvulo en la picota de la actualidad científica. En el objetivo, crear óvulos artificiales que permitan la reproducción sin límites. Por ejemplo entre dos personas del mismo sexo.
Si la neurona fue la célula del S.XX, el óvulo se ha ganado el título de Célula del Milenio. Hoy, y con un prometedor futuro, el óvulo se ha convertido en la diva de los titulares de ciencia. Para empezar, porque escasean y se deterioran, para continuar, porque son la piedra angular de la amenaza de la infertilidad que tanto preocupa en este Occidente empeñado en reproducirse… por huevos (disculpadme la broma tonta).
Fue a principios de este siglo cuando las clínicas de fertilidad lograron una técnica que permite congelar óvulos sin dañarlos (con espermatozoides es mucho más fácil), y ahora pueden mantener su lozanía en una nevera mientras la mujer sigue su crecimiento social y alarga hasta donde puede el momento oportuno para ser madre. El arroz ya no se pasa para nadie. Después del invento, y del desasosiego que causa entre quienes no pueden pagarlo, llegó la duda de cuánto marketing hay para que la vitrificación de óvulos se haya convertido en una moda entre millennials. Es más fácil congelar óvulos que cambiar el mundo.
Pero no es solo esta la razón por la que le doy el título de célula del milenio. Los científicos se lo rifan desde que se descubrió que tiene potencial como generador de nuevas células. Un óvulo, la célula hembra, puede ser por sí misma el Big Bang de una nueva vida. El descubrimiento es este: si se introduce en un óvulo el núcleo de una célula cualquiera, por ejemplo de la piel, puede convertirla en una célula indiferenciada, es decir, en una célula que serviriía para cualquier cosa (huesos, sangre etc.) igual que si se tratara de una célula embrionaria: una célula madre.
Es como si el óvulo pudiera actuar como una máquina del tiempo. A partir de ahí, quién no querría un óvulo cerca.
Las investigaciones que se publican recientemente son para leerlas sin pestañear. Su objetivo es dar respueta a problemas de infertilidad de todo calado, pero también abren la posibilidad de la reproducción biológica a personas del mismo sexo. Recojo dos notiicias de las últimas semanas:
Si con la primera investigación nuestra especie tiene futuro sin hombres, con la segunda, el futuro es posible sin mujeres. Esto también significa, bajando al terreno de lo casi real, que dos hombres podrán reproducirse usando un óvulo de laboratorio, y dos mujeres podrán tener hijas con ADN de ambas. Todo esto, además, será posible incluso hasta el final de nuestros días, sin límite biológico. Por lo menos habría que pensárselo, ¿no?
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