Categorías: Diferencias de género

¿Qué diferencias hay entre un «austranauto» y una astronauta?

¿Nos afecta de un modo diferente la ingravided? ¿Somos más resistentes psicológicamente a vivir aisladas en una cápsula?

En 2011 la National Academy of Sciences quiso examinar las influencias que el sexo y el género tienen sobre los cambios fisiológicos y psicológicos durante un vuelo espacial. Y se encontraron un enorme problema. Hasta esa fecha, habían enviado al espacio 477 hombres y 57 mujeres desde junio de 2013, por lo que resultaba difícil sacar conclusiones concretas basadas en el sexo y el género. En su última selección de tripulación, la NASA reunió ocho astronautas: cuatro mujeres y cuatro hombres, un pequeño paso positivo para la participación de la mujer en la exploración del Universo. Tras su estudio, los grupos de trabajo hicieron varias recomendaciones, entre ellas, incluir más mujeres para misiones espaciales, y atender a la importancia de sexo y género al valorar riesgos cuando salimos de excursión sideral.

Las diferencias encontradas:

  • La intolerancia ortostática (OI), o incapacidad para mantenerse en pie sin desmayo por períodos prolongados, es más frecuente en mujeres astronautas en el aterrizaje que en sus homólogos masculinos.
  • Las mujeres tienen una mayor pérdida de volumen de plasma sanguíneo que los hombres durante los vuelos espaciales, y la respuesta al estrés de la mujer incluye un aumento de la frecuencia cardíaca, mientras que los hombres responden con un aumento de la resistencia vascular. Sin embargo, estas observaciones requieren un mayor estudio en la Tierra.
  • El síndrome VIIP (discapacidad visual / presión intracraneal) se manifiesta con cambios anatómicos oculares, que van de leves a clínicamente significativos, con una serie de cambios en la función visual correspondiente. Actualmente el 82% de los astronautas masculinos y el 62% de las mujeres astronautas (que han volado al espacio) se ven afectados. Sin embargo, todos los casos clínicamente significativos hasta el momento se han producido en los astronautas masculinos.
  • Las diferencias de la respuesta inmune en hombres y mujeres no se han observado en el espacio. En Tierra, las mujeres muestran una respuesta inmune mayor que los hombres, lo que las hace más resistentes a infecciones virales y bacterianas; una vez infectadas, las mujeres responden mejor. No está claro si se producen estas diferencias durante las misiones espaciales de larga duración, o las que implican la exploración planetaria.
  • La radiación presenta un riesgo importante para los viajes espaciales. Se ha informado de que los sujetos femeninos son más susceptibles al cáncer inducido por la radiación que sus homólogos masculinos; por lo tanto, los niveles de exposición de radiación permisible son más bajos para las mujeres que para los hombres astronautas.
  • En la transición a la microgravedad al llegar a la Estación Espacial Internacional (EEI), las mujeres muestran una incidencia ligeramente mayor a la cinetosis (mareo del viajero) en comparación con los hombres. Por el contrario, más hombres experimentan síntomas de mareo por movimiento a su regreso a la Tierra.
  • La sensibilidad auditiva, cuando se mide a varias frecuencias, disminuye con la edad mucho más rápidamente en hombres astronautas que en mujeres astronautas.
  • En la respuesta musculoesquelética (muy variable entre un individuo a otro) no se observó diferencias basadas en el sexo.
  • Las infecciones urinarias son más comunes en las mujeres, y en el espacio han sido tratadas con éxito con antibióticos.
  • No hay evidencia de diferencias psicológicas o de comportamiento en los vuelos espaciales. Los análisis de las medidas de rendimiento, estrés, carga de trabajo y calidad de sueño de los astronautas de la ISS no mostró diferencias de sexo o de género
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