Es una investigación pionera. El objetivo es llegar a las células dañadas con fármacos que viajarán por la sangre dentro de nanoesferas
“Se trata de nanoesferas de sílice, con poros de 2 a 10 nanómetros. Trabajamos en la posibilidad de utilizar esos poros para introducir fármacos y posteriormente liberarlos de forma controlada allí donde esté el daño”, quien me lo explica es María Vallet-Regi.
Vallet-Regi trabaja con biomateriales inteligentes para combatir enfermedades que hoy no tienen cura. Entre sus desafíos está tratar “heridas” que se producen en los huesos, o crear “vehículos” que lleven fármacos antitumorales directamente al tumor. Llegar a los huesos para curarlos, o al nudo de un tumor, posiblemente es tan complejo como aterrizar en Venus sin que la nave se desintegre.
Antes de que un fármaco, una “tirita”, llegue al esqueleto tiene que franquear un montón de barreras biológicas. Los huesos estás muy dentro. Lo mismo ocurre con llegar a un tumor y atacar exclusivamente a las células cancerígenes. Y eso es lo que ocupa a María Vallet-Regi cada día de su vida.
Lo que se trae entre manos son nanopartículas. “Nanoesferas de silicio, porosas, que pueden llevar en esos poros una carga del fármaco”. Estos materiales tienen poros de entre 2 y 50 nanómetros, Para imaginar de qué hablamos, pensemos que el espesor de un cabello humano es de 80.000 nanómetros. “Queremos usar esas nanoesferas para combatir el cáncer, o los daños de la osteoporosis”, explica María. “Buscamos cómo conseguir modificar su superficie y lograr que no se aglomeren, que sean invisibles al sistema inmune y que se dirijan hacia las células tumorales, y que al llegar allí, puedan liberar su carga de fármaco cuando reciban un estímulo. Por eso son inteligentes”.
Para explicar en qué consiste, han hecho este vídeo. Se trata de un corto de animación con nanopartículas que tienen ojos y van armadas, un ejercito minúsculo que protagoniza un hallazgo científico que puede cambiar el mundo de la salud en el S.XXI.