Seleccionar página

Mi entrevista a GERALD HÜTHER, asesor de la canciller alemana, durante su visita a Madrid para presentar su libro ‘La evolución del amor´

Estamos al borde del caos.” El mensaje es el mismo que el del rap que se escucha a todo volumen en el taxi que me lleva hasta la entrevista con Gerald Hüther. El rapero está hasta el gorro de estafas, injusticias, y cansado de tener que competir contra todos para ser alguien… Gerald Hüther, también. Y lo dice, pero sin rap: “Tal como va nuestra sociedad, no nos queda mucho tiempo”. A menos que… “Alcemos una nueva bandera…”, propone. Hagamos algo distinto, algo realmente distinto… “Recuperemos el amor”, me dice. ¿Cómo? “Sí, el amor, que nadie se ría”. La propuesta es seria. Llega de este hombre de serenos ojos azules sobre fondo verde. Su nombre: Gerald Hüther. Alemán. Doctor en Medicina, neurobiólogo de primera línea y uno de los 17 sabios que forman parte de un comité asesor de la canciller alemana Angela Merkel. 
Le ha traído a Madrid la Obra Social La Caixa para dar una conferencia sobre su último libro, La evolución del amor, publicado por Plataforma Actual. Y ahí estoy. Dispuesta a que me explique cómo empezamos.

“ Hemos comprobado que los lazos de amor aumentan las conexiones cerebrales en los hijos”

P ¿Ya lo decía Darwin…?
R Así es. El problema es que Darwin lo vio, pero no los naturalistas que le siguieron hasta nuestros días. Ellos se quedaron solo con una lectura de su obra: que la competencia es el único principio responsable de nuestra evolución. Se quedaron solo con la idea de que el que vence es el más fuerte. Y eso nos ha llevado a defender la competitividad, la individualidad…. Pero esa competencia de machos fuertes y hembras fértiles no es toda la verdad de la evolución.

P La otra parte de la verdad, el amor, claro.
R Exacto. Lo has pillado. La reproducción sexual, para la cual han de unirse una criatura masculina y una femenina de la misma especie (con el propósito de intercambiar sus genes), dio lugar a otro elemento especial: la capacidad de percibir en el mundo aquellas cosas que no eran estrictamente necesarias para la subsistencia y que nos hacen elegir a una persona o a otra. Esto es lo que ya vio Darwin al estudiar la selección sexual.

P ¿Se refiere al tamaño de la mandíbula del macho o si ella tiene buenas caderas?
R No, no me refiero a eso. Es verdad que hay estudios a nivel mundial en los que se ve que uno de los criterios de selección principal de los hombres es el atractivo físico, y para la mujer el estatus y el poder. Así, elegimos pareja por presión social, o para quedar bien delante de los amigos. Pero esto nada tiene que ver con el amor.

P ¿Y entonces?
R Amamos al otro por infinitas cosas que no tienen que ver con sobrevivir. No es verdad que el amor tenga que ver con ser el más fuerte, o la hembra más reproductiva…

image

Su propuesta“El amor es aquello que mantiene cohesionadas a las parejas y a los grupos. Tenemos que recuperarlo socialmente.”PUBLICIDAD – SIGUE LEYENDO DEBAJO

P ¿Como la cola del pavo real, que no es útll para nada y sin embargo es actractiva?
R El amor tiene que ver con innumerables detalles, que son los que nos llevan a querer a una persona y no a otra. Y esos detalles singulares, diferentes, nos enriquecen cuando los compartimos con el otro. Hay mariposas nocturnas que son capaces de percibir e identificar el aroma de su pareja sexual a kilómetros de distancia, y vuelan hasta ella aunque pierdan la vida en el intento. El amor es más importante que el ser devorado. Ese rasgo de la mariposa se ve favorecido por la selección sexual, y esto ha hecho que cada vez sea un aroma más poderoso.

P ¿Y así es como el amor nos hace mejores?
R Sí. Hay un sencillo experimento con organismos unicelulares primitivos (Blepharisma spec.). Los metes en un frasco con un hoja seca y una luz arriba. Unos van al fondo del frasco, donde hay nutrientes y poca luz, otros suben, donde hay mucha luz y pocos nutrientes. Después de un tiempo, cuando los nutrientes escasean, y si les quitas la luz, ambos grupos se buscan en el centro del frasco. Se reproducen, y ahora las nuevas generaciones saben vivir mejor con menos luz y con pocos nutrientes. Han adquirido las habilidades de cada uno de los grupos. Así es como el amor hace que evolucionemos.

P ¿Habla solo del amor de pareja?
R No. La pareja lleva al vínculo con el hijo. Y los lazos de amor hacen que aumenten nuestras conexiones cerebrales y también las de los niños. Esto es algo que hemos visto al estudiar el cerebro de los enamorados. Nuestras potencialidades emocionales e intelectuales aumentan en pareja, en familia, en grupo. Somos más ricos intelectual y emocionalmente porque amamos a nuestros hijos y mujeres.

P ¿Pero usted propone que nos amemos todos?
R Propongo que el pegamento social de nuestra sociedad sea el amor. En la lucha por la existencia no solo sobreviven los más fuertes, sino que se imponen los más unidos, los que se encuentran vinculados por un sentimiento común. El grupo mejor cohesionado es el que tiene más éxito. El amor es el motor que tenemos que poner en marcha para el cambio social que necesitamos imperiosamente.

P ¿Le ha explicado todo esto a Angela Merkel?
R Ella lo sabe. Angela es bastante brillante en el amor. Posee un alto grado de toma de conciencia y tiene la capacidad de entender rápidamente el nudo del problema cuando se lo cuentas.

P ¿No sé si es amor lo que caracteriza su gobierno?
R Ella es una política, y está prisionera del sistema. Aunque Angela entienda y sepa cómo cambiar las cosas, no puede conseguirlo. Tiene que dirigirse a su partido, el partido a los grupos de lobby… El sistema la atrapa. En lo que llevo aprendido, sé que los políticos no pueden cambiar nada. Su poder es mucho más limitado de lo que uno cree.

P ¿Y quién puede cambiarlas?
R El poder está en cada uno de nosotros, pero no solos, sino al encontrar a otros dispuestos a crear otro tipo de relaciones, en las que no nos tratemos como objetos, sino como sujetos. En esas nuevas comunidades se seleccionarán rasgos como hacer todo lo posible para animar al otro, inspirar al otro, hacerle mejor cada vez… 
Pienso que, si fuéramos mariposas, ese sería nuestro mejor perfume.